¿Qué se siente vivir en un país en los que otros pagan (¡y mucho!) para venir a vacacionar? Es la pregunta que la mayoría de Latinoamericanos deberíamos hacernos.
Los centroamericanos vivimos en un paraíso natural… En el que recursos hídricos, agrícolas, forestales y culturales abundan. Sin embargo, la fase en la que estamos es la de diversificar nuestra oferta para que los negocios dentro y fuera de la región se incrementen.
A pesar que ya he viajado por negocios previamente, nunca me había tocado ser la encargada de llevar una Misión Comercial de negocios. Diferentes sectores empresariales encontraron con su contraparte en 3 ciudades: Tegucigalpa, San Pedro Sula y San Salvador. En este post, hablaré de las primeras dos.
Viajar por negocios no es lo mismo que viajar por placer.
Estás pero no estás. Apenas te queda tiempo, si bien te va, de disfrutar un poco de la gastronomía y del paisaje del país por las noches.
Sin embargo, la gastronomía es parte del bagaje cultural que cada ciudad tiene.
En Tegucigalpa se puede observar que la industria es menor que en San Pedro Sula, sin embargo las vistas son más cosmopolitas. Trabajar un par de horas en la terraza del Hotel Minister Business aflora la creatividad de cualquiera. En cuanto a comida, el restaurante Rojo, Verde y Ajo ofrece cocina gourmé internacional en la que mi recomendación sería el Pescado con salsa de naranja. Como varias capitales centroamericanas, esta está en fase de ampliación y mejora del servicio público de transporte, por lo que hay que considerar el tráfico en el momento de movilizarse.
San Pedro Sula es otra historia. Es más industrial, su cercanía con el Puerto Cortés hace que el movimiento industrial se genere en esa ciudad. Un par de malls de pequeño tamaño compensan la falta de edificios. Sin embargo, la gastronomía hondureña-caribeña nos hace preguntarnos: ¿De qué sirve tener malls de comida internacional cuando la comida más deliciosa es la típica del lugar? Acá probé las “baleadas” que son unas tortillas grandes rellenas de frijoles y queso. También comen mucho plátano y coco. Otra noche fuimos al Club Social Árabe Hondureño, que ofrece un buffet por menos de $20. Por lo que nos contaron, muchas de las industrias han sido impulsadas por la comunidad árabe.
En cuanto a la cultura, los hondureños son relajados. En la línea de tiempo es normal considerar un retraso de 15 minutos y en cuanto a los detalles, es mejor verificar dos veces (ojo cuando pidan facturas con un nombre específico). Hay muchas mujeres trabajando y en lo que es mi experiencia, fueron más detallistas y astutas que los hombres que nos atendieron. Sin embargo, desde el primer momento te hacen sentir en casa, lo cual es mejor, dado el clima cálido y húmedo… ¿Quién quiere a alguien inflexible atendiéndolo?
Regresando por tierra hacia Guatemala, a 5 minutos de la frontera, hay una playa (creo que su nombre es Omoa) de arena blanca y agua turquesa. ¡Cuantas ganas de parar un momento! Pero al ir por negocios había que cumplir horarios.
Regrese de Honduras feliz de haber conocido mi país #29 pero con el sentimiento que me hace falta Roatán, Copán (donde hay ruinas mayas y de dónde es mi amiga Gaby Arita) y disfrutar más de sus tradiciones… Definitivamente, espero volver.
¿Alguna vez alguno de ustedes ha viajado por negocios y se ha quedado con el sentimiento que no vio nada del país? Me encantaría saber si sintieron lo mismo
Gladventures 